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CUANDO LOS JÓVENES DECIDEN SEGUIR PATEANDO PIEDRAS

Ingresar a la universidad pareciera ser una tarea fácil, pero para muchos el problema es poder mantenerse en ésta, ya que entran en juego una decenas de factores que ponen en riesgo que el sueño de llegar a ser un profesional sea solo eso, un sueño.

Por:Pablo Codd.

Francisco, tiene 23 años es estudiante de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Antofagasta, cursa primer año y es tercera vez que cambia de carrera. Es lunes y ya son las 10.50 de la mañana, el “Pancho”, como le dicen sus amigos, aún no se levanta y debía estar en clases a las 8.30. “Lo que pasa es que anoche me pegué el medio carrete con unos amigos”, comenta el joven un poco arrepentido y con tono de angustia.

“No me quejo, mis viejos tienen plata y lo que he querido me lo han dado, yo cacho que por eso no valoro las cosas que tengo”, dice Francisco, quien por lo demás decide asistir a clases en la tarde.

La falta de motivación de Francisco, así como la de cientos de jóvenes a lo largo de todo el país, es solo un factor que provoca que deban retirarse de las universidades. Carolina Ruiz, psicóloga, menciona que la mayoría de los casos en donde se produce deserción de los universitarios es producto de falencias económicas, vocacionales y madurez.

“Son diferentes las causas que se van entrelazando para poder explicar el posible abandono de la universidad”, explica Ruiz. Los problemas de claridad vocacional, que a su juicio inciden en el rendimiento y la motivación, van derivando en distintos tipos de conductas que hacen que el alumno finalmente tome la decisión de dejar una carrera.

Otro tema que juega un rol importante en este caso, es que son muchos los estudiantes que vienen de colegios con bajas exigencias académicas. Al llegar a la universidad deben adecuarse a un nuevo sistema de estudios, lo que les provoca problemas de adaptación y al no poder lidiar con esto, no encuentran otra opción más que dejar de estudiar.

En cuanto a la deserción permanente, la profesional sostiene que el perfil de los estudiantes que se retira definitivamente de una carrera es distinto. “El tema económico y el familiar son muy relevantes como causas para explicar el abandono del sistema”. En el sentido familiar, el cambio de las condiciones, principalmente el nacimiento de un hijo o la muerte del sostenedor, ya sea padre o madre, son fundamentales para explicar la deserción.

ALGUNAS CIFRAS

Santiago Sánchez, funcionario de la Dirección General de Docencia de la Universidad Católica del Norte (UCN), explica que es muy difícil poder tener un catastro de los factores que revelen la deserción universitaria, aunque menciona que la mayoría deja la universidad por un tema económico.

Es alrededor de un 12% en donde los alumnos de primer año, dejan sus estudios. Sánchez además comenta que a nivel de curso, es en segundo año donde existe una mayor tasa de deserción. “Los de primer año son los más complejos a la hora de seguir o no estudiando, en cambio los de segundo, es mucho más alta la tasa de deserción”, aclara Sánchez.

Este cuadro explicativo, entregado por la Dirección General de Docencia de la UCN, muestra claramente la cantidad de alumnos que ingresan a la universidad. Si en el 2003, ingresaron 1.581 estudiantes, los que continúan permanentemente en la carrera son 764, esto demuestra que más de la mitad de lo que ingresaron han desertado de la universidad. Es una cifra preocupante si se considera que solo a partir del año pasado la cifra de alumnos disminuyó de 1.706 estudiantes a 

1.558, mas de un 12% anual.

El caso de Pancho, es uno de los miles que se produce en todo Chile. Para Ruiz el tema de priorizar qué tienen los jóvenes se ve entrelazado con un factor determinante, sobre todo cuando se está lejos de la familia y es el de la amistad.

 Francisco cuenta que ha hecho amistades con muchas personas este año y menciona que con ellas conoció las drogas. “Fumo marihuana y harta, pero sé que no es un vicio. Igual no estoy ni ahí con andar probando otras tonteras”, aclara.

 El estudiante, reconoce que no ha sabido valorar las oportunidades que ha tenido, y que producto del consentimiento de sus padres, no lo hace. “Nunca me ha faltado nada, lo que quiero lo tengo, yo creo que cuando necesite algo más importante como mí título ahí voy a entender bien que la estoy embarrando”.

Mientras Pancho decide si ir o no a su próxima clase, algunos jóvenes piensan en sí podrán estudiar o no, mientras que otros se preguntan si la carrera que eligieron es la correcta. Nadie dijo que la vida universitaria sería fácil y muchos prefieren seguir pateando piedras a continuar el camino tras los doce años de vida colegial.