lunes, 29 de diciembre de 2008

La realidad de las personas invisibles

No en todos los diciembres hay navidad

La realidad de las personas invisibles

Faltando dos días para navidad, un grupo de indigentes que viven detrás del parque Croacia (a un costado de la playa las almejas, en el sector sur de Antofagasta) están muy distantes del estándar existente para celebrar el nacimiento de Jesús.

Por Alejandro Ledezma
(paralelo 2)

Mientras cientos de antofagastinos invaden las tiendas en una calurosa tarde de diciembre, una pequeña comunidad de marginados popularmente llamados personas invisibles se sientan bajo un árbol a las afueras de sus carpas para beber unas cervezas y apaciguar la tarde.



Papá pitufo es el mayor de todos, su nombre real es Juan (64) y se gana la vida cuidando autos. Se autodenomina caminante ya que recorre el país norte a sur y viceversa. “Dentro de poco me iré a San Felipe porque quiero saber cómo pasan el año nuevo allá”, comenta mientras pasa su cerveza a David Leal (46), otro miembro del grupo que también llegó porque quería conocer. David es un hombre discreto que trabaja para la empresa paisajismo cordillera, la cual se encarga de las áreas verdes de Antofagasta. Comenta que los arriendos en la ciudad son muy caros y que no le alcanza para pagarlos, razón por la que decidió vivir en la calle.



Por su parte, Soledad Del Carmen (39), mejor conocida como la cubana dice que vive una vida gitana, pero que le gustaría estabilizarse. Mientras aspira un cigarrillo su mirada se pierde y añade: “Aquí las autoridades no nos ayudan. A veces nos vienen a sacar pero no nos dan soluciones”.


Otra mujer los acompaña, tímidamente se retira a una caseta que ocuparon, dentro de la cual tienen una pequeña cocina, una mesa y otros cuantos objetos hogareños. Su nombre es Rosa Gonzales (51), dice que ella no es mochilera como sus compañeros, los objetos que están allí son de ella y cuenta que por nueve años trabajó en el estadio municipal donde además podía vivir. Pero hace un año la acusaron de un robo y la despidieron. De los nueve años trabajados sólo le pagaron 80 mil pesos. Fue a vivir con su hijo mayor y con mucho pesar añade: “en ese tiempo me enfermé: tengo tuberculosis, cáncer de la tiroides, diabetes y problemas al sistema nervioso. Y tú sabes que esto trae problemas así que chao po, mi nuera me echó a la calle y de ahí me tuve que venir para acá”. Comenta además que con todos los gastos médicos y descuentos que le hacen sólo recibe 20 mil pesos de los 80 que le corresponden. Está endeudada por sobre los 4 millones de pesos con el hospital y ya ha perdido la cuenta de las veces que ha intentado suicidarse. “A veces veo pasar a mi hijo en el auto pero no lo saludo, ¿Qué hijo echa a su madre a la calle?...” dice mientras llora desconsoladamente sin poder aguantarse. Además de éste, que ni siquiera quiso dar su nombre, tiene un pequeño de 6 años llamado Daniel al que sólo puede ver los fines de semana ya que por sus enfermedades le dieron la tutela al padre. Está decepcionada porque el viejo pascuero no podrá visitar a su hijo. Y entre sollozos explica que él es la única razón por la que sigue viva.

Concuerda con la cubana en que no reciben ayuda, Rosa ha ido a la municipalidad para que la ayuden a sacar su casa pero le cierran las puertas en la cara. Sólo la iglesia del sector coviefi (bastante lejos de la playa) y las personas que viven cercanas a la ubicación de este grupo de indigentes les aportan con unos cuantos víveres, ni siquiera el hogar de cristo se ha acercado a ayudarlos.

Las Autoridades

Estas personas invisibles –nombradas así precisamente porque no están consideradas en la sociedad– más que un problema legal por ocupar terrenos sin autorización, poseen un problema social, según comenta Marcia López, secretaria de la gobernación marítima. Explica que si bien es la armada la que posee la jurisdicción de la zona marítima, sólo se encargan de fiscalizar, pero que es la gobernación provincial la que da la autorización de sacarlos.


Por otra parte, Pedro Rojas jefe de gabinete y en representación del gobernador provincial explica que ellos sólo dan el pase de sacarlos pero que es la armada la que debe ver qué sucede realmente. La asistente social de la municipalidad, Deisy Bear, menciona que no se han hecho catastros (una especie de censo) respecto a estas personas y que por el hecho de estar en temporada de verano aparecen muchos más. Confirma que no son los que están realmente encargados de esta situación sino que es la gobernación marítima, y además comenta que sacarlos no es una real solución ya que pasadas unas semanas vuelven a ocupar el lugar. Lo que hace necesario analizar realmente la situación y hacer algo al respecto.

2 comentarios:

Somos los de Informativo 2008 dijo...

Me gusto tu crónica muchas veces nosotros que queremos ser periodistas y que muchas veces no somos nada empáticos e ignoramos más de una vez a todas estas personas por diferentes prejuicios.

En general me gusto, aunque aveces cortaste ideas de forma brusca. Me hubiese gustado que no terminaras con una cuña. pero bien sigue así.

Nathalie Morales R.

Unknown dijo...

Alejandro, me gustó la manera de contar la historia, pero igual noto algunos problemas por ejemplo en el uso de mayúsculas. Armada, por ejemplo u Hogar de Crsito son nombres propios por lo que van con mayúscula.

Otro problema es con una de tus fuentes. La secretaria de la Gobernación Marítima por más que se
refiera al problema no es una fuente válida.

Apropiación de estilo: 3
Calidad de la narración: 4
Aplicación de conceptos: 4
Idoneidad de las fuentes: 2
Valor Informativo: 4
Momento de la historia: 4
Corrección ortográfica y redacción: 2
Total: 23/28
Nota: 5.8