miércoles, 3 de diciembre de 2008

Vivir después de la muerte

Cada año son miles los jóvenes que mueren en accidentes de tránsito, dejando a sus familiares y amigos devastados, pero algunos antofagastinos que han vivido esta dolorosa experiencia le han querido dar un sentido diferente a la repentina partida de su ser querido.

Por Dominique Varas.

Alicia Donoso, aun escribe tristes líneas en el fotolog de su hijo que lleva como titulo “En mi propio cielo”, las que expresan el dolor de la dramática perdida que sufrió en el 2006 cuando su hijo Christian Rossel, quien al volver de una fiesta, se subió al auto con sus amigos, uno de ellos –el cual conducía- se encontraba bajo los efectos del alcohol, el desenlace fue fatal.

Tanto para la señora Alicia como para sus familiares la muerte de Christian es una herida que no ha podido sanar, puesto que el culpable del accidente está libre y para la familia no existe aún la palabra perdón.

Durante dos años ella, junto a Mutual de Seguridad, carabineros, el gobierno regional, entre otras instituciones, pusieron en marcha la campaña “Aun te espero”, la cual tuvo como fin disminuir los accidentes de transito producto del alcohol.

Poco a poco fueron adhiriéndose a la causa personalidades de la región, quienes difundieron videos y carteles con la imagen e historia de Christian y de otros jóvenes del país, contada por sus padres quienes con una mirada de dolor y la voz desgastada llamaban a ser responsables a la hora de conducir.

El duelo eterno

Otro doloroso episodio fue el que vivió Mario Gonzáles, quien todos los domingos en Cementerio General , junto su pequeña hija Sofía, compra seis rosas blancas, tres para su hija y tres más para su esposa, ambas fallecidas hace cuatro años.

En el 2004, luego de la fiesta de graduación de su hija mayor, un hombre que conducía ebrio se cruzó sin precaución frente a su auto, resultando fallecidas al instante su esposa y su hija recién graduada de cuarto año medio.

“Es una situación que me marcó para siempre, tanto por el dolor que siento al no tenerlas, como por la impotencia de ver al asesino libre por las calles sin remordimiento. Siento que este duelo nunca va a terminar”, comenta Mario.

Mario, como muchos de los familiares de victimas de accidentes de tránsito, interpuso demandas las cuales no fueron escuchadas.

Hoy solo cementerio los domingos, lejos de campañas mediáticas y cercano a la iglesia católica donde dice haber encontrado consuelo para él y su hija.

La imborrable Camila

En el acceso al sector Coviefi, a pies o en auto, se pueden apreciar mariposas y globos de colores que les recuerdan a los transeúntes que el alma de Camila aun sigue viva. Al costado una colorida animita, más aun por las noches donde las velas iluminan su recordatorio.

Eduardo Verdejo, padre de Camila, cuenta con serenidad los motivos que lo han impulsado para generar campañas de prevención de accidentes de tránsito en nuestra ciudad.

A un año del accidente que sufrió su hija Camila por culpa de un conductor ebrio, él y su familia han decidido darle un positivo sentido al lamentable acontecimiento.

“Esta es nuestra manera de afrontar la situación, lejos del odio y la rabia, la que no nos hace bien”, explica Verdejo, mientras apoya las manos en su cabeza.

Caminatas, campañas virtuales y la próxima construcción de una plazoleta en memoria a su hija, son solo algunas de las cosas que le han dado fuerzas para continuar luchando. “Desde el accidente no hemos parado de realizar actividades para generar conciencia en los jóvenes. Ahora comenzaremos con la construcción de la plazoleta y nuestro sueño es crear una fundación en su nombre”, comenta emocionado.

Camila, desde la tragedia, ha revolucionado los medios antofagastinos, nadie es indiferente a su historia e incluso ya se habla de unos cuantos milagros que ha concedido.

Por otra parte, su hermana mayor y su madre continúan en tratamiento con profesionales, pero Eduardo a salido adelante con lo que el llama “ayuda divina”, donde amigos, instituciones y familiares se han acercado con el fin de apoyar los proyectos que ha tenido la familia Verdejo- Contreras.

Tan imborrable como la imagen que apareció en los medios aquel 26 de noviembre donde Eduardo sostenía la mano de su hija ya fallecida, es el gran mural pintado cerca del trágico lugar donde se observa la penetrante mirada de Camila.

“Es normal que se asuman diferentes posturas frente a la muerte. Por un lado existen personas que intentan resignificar la muerte de un ser querido porque necesitan una actividad o un espacio físico que les haga sentir que esa persona aun sigue con ellos. Pero también están quienes tienen sentimientos de odio, como una manera de rechazar la injusticia e impunidad con la que han sido tratados los culpables”, explica la psicóloga Carolina Caro.

Si bien, estas son solo algunas de las muchas maneras en que antofagastinos afrontan la muerte de sus hijos y seres queridos, todos coinciden en la frustración que sienten al estar limitados por las leyes de nuestro país, que paradójicamente condenan con cárcel a quienes infringen la ley con delitos simples, y no a quienes arrebatan la vida de jóvenes inocentes y con ansias de vivir. Es por esto que luego del actuar de la ley, estos padres deben conformarse con crear un lugar de recogimiento el cual logre concientizar a quienes están tras el volante, para que no se derramen más lágrimas de dolor e impotencia por haber perdido a quien más aman.

1 comentario:

Somos los de Informativo 2008 dijo...

Me gustó mucho como abordaste un tema tan delicado como este, claramente tiene valor informativo ya que los hechos ocurridos por estas fechas cumplen un año como es caso de Camila Verdejosmuy bien, se entiende y esta bien redactado.
Saludos Domi


Franco Talamilla