Por Vanessa García

En Chile, son 160 mil los abortos que se calculan al año

ADOLESCENTES, MADRES Y ESTUDIANTES

Dicen que ser madre es una bendición de Dios. Ellas expresan que, más que una bendición, es una gran tarea

Por Vanessa García

La maternidad no tiene edad, como tampoco tiene edad el estudiar. Son estudiantes de primer año de universidad, que en unos meses más serán madres por primera vez. Universitarias que deben compatibilizar su tiempo como alumnas de ingeniería con la futura labor maternal.

Ser mamá antes de tiempo desestabiliza la vida de cualquier mujer, sobre todo si es aún relativamente niña. Según el Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), el 11% de las adolescentes chilenas son parte de esta realidad que las descoloca y que las hace crecer de golpe.

Macarena González tiene 19 años. Estudia Ingeniería Civil Metalúrgica en la Universidad Católica del Norte. Hace tres meses supo que estaba embarazada; dice que la noticia significó una gran sorpresa para ella y su pareja.

Comenta que lo más difícil fue decirles a sus padres. “Ellos lo tomaron mal, me dijeron que dejarían de pagarme la mensualidad en la universidad.” Tener que dejar su vida estudiantil por la búsqueda de un trabajo, significaba el fin de un sueño. A los pocos días, sus padres se retractaron.

La profesora de cálculo, Maura Álvarez, comenta haber tenido alumnas embarazadas entre sus clases. Dice que nunca ha hecho distinción alguna entre las estudiantes que presentan esta condición y las que no. Según la docente, muchas de ellas se ven obligadas a abandonar la institución, a separarse de sus compañeros y a vivir las demandas propias de la maternidad, sin tener las herramientas para hacerlo.

Paulina Gómez es estudiante de Ingeniería Civil en Computación e Informática y por estos días álgebra II se ha convertido en el quehacer de su tiempo libre. Estudia más de dos horas al día junto a su novio y amigos. Ella está embarazada hace dos meses.

“Al principio tuve miedo, porque no sabía lo que iba a ocurrir con mi familia y mis estudios. Sin embargo, mis padres lo tomaron bien y me brindaron completamente su apoyo.” Cuando Paulina se enteró, pensó en todas las opciones, en tenerlo, en no tenerlo, en darlo y en cuidarlo. Decidió ésta última.

La psicóloga Mariana Bargsted, dice que las razones más habituales por las que una mujer decide deshacerse de un hijo tienen que ver, principalmente, con la sensación de abandono. La mayoría de ellas no cuenta con el respaldo de sus parejas que, en más de una ocasión, les han hecho optar entre ellos o el niño que viene en camino. Otros argumentos aluden a la incapacidad económica para mantenerlo o al miedo de contárselo a los padres.

La especialista añade que los adolescentes necesitan de mucho apoyo para salir adelante, aprender a cuidar a sus hijos y no dejar de estudiar. “Si no se corre el riesgo de seguir feminizando la pobreza con estas jóvenes que desertan de la educación porque deben dedicarse a sus niños o bien tienen que trabajar para mantenerlos, accediendo a empleos precarios y mal remunerados, lo que muchas veces otorga al menor un ambiente lleno de carencias afectivas y económicas”, plantea.

Según la Cuarta Encuesta Nacional de la Juventud de noviembre de 2008, un 54% de las madres adolescentes no están casadas y, en buena parte de los casos, los papás se han hecho humo al verse superados por una realidad que compromete por completo su sistema de vida.

Macarena y Paulina continuarán con su vida universitaria y sus sueños no se verán interrumpidos, sino que complementados con un ser al que no esperaban, pero que recibirán igualmente. Enfrentarse a un embarazo no deseado no es fácil. Desde el aborto hasta la adopción, cualquier cosa es válida en esos minutos en que cunde el pánico. De ahí a hacerlo, hay otro paso.