jueves, 4 de diciembre de 2008

EL VERDADERO PRECIO DE LOS PASAJES



El precio de los pasajes ha subido y no

todos pueden pagar tanto por

transportarse, el “me lleva por 200”,

las puertas cerradas en la cara de las

personas y la economía del hogar

destrozada, son los reales efectos de ésta alza.


POR PABLO CAMPILLAY KASIC.


Son las seis de la mañana, y como cada día, Gladis Figueroa T. (51) camina desde su casa, ubicada en el sector alto de Antofagasta, los cuatro oscuros pasajes hasta la avenida Alberto Hurtado, donde espera la primera micro que la llevará a su trabajo, la espera se hace larga, pues por éste sector sólo transita la línea 107 y ésta comienza a efectuar su recorrido a la misma hora que ella ya está en el paradero “aquí uno no tiene mucha opción pué’, es la siete o la siete” dice entre risas, mientras se acomoda el chaleco de la lana rojo que le sirve como única protección para el frío que envuelve la mañana.


Diez minutos después aparece la primera micro, está casi vacía, y Gladis comienza con su rutina diaria, “espero dos micros, para ver si me puedo ir por 200, o 250 si tengo, si ya no resulta, a la tercera, le tengo que pagar el pasaje completo no mas”, ésta mañana tiene suerte, el chofer la hace pasar y el día comienza bien.


Pero no siempre es así, la mayor parte de las veces los chóferes le dicen que no o simplemente no se detienen a recogerla porque ya saben cual será la pregunta que les hará.


El primer recorrido termina frente al mercado, aquí Gladis espera para subir a la máquina que finalmente la llevará a su local de trabajo, ella se desempeña como parte del personal de aseo de un supermercado del sector norte de la ciudad, su labor no es bien remunerada, ella gana $159.615, no es mucho, pero como ella misma dice, le alcanza para comer junto a sus tres hijos, “es poquita plata, pero sirve harto, por eso trato de ahorrar lo que mas puedo”.


Se aproxima la primera máquina, es del recorrido 111, en el costado lleva dos letreros, el primero dice “$500”, es el precio del pasaje y abajo, casi unido al anterior, un segundo que reza “x 200 no”, pero el anuncio no es un obstáculo, de igual forma ella se acerca a la escalera y le dice al conductor la frase que interpreta numerosas veces diarias “¿me lleva por 200?”, retrocede al ver que por única respuesta el chofer a cerrado la puerta de su vehículo frente a su rostro, sin sorpresa, da un par de pasos atrás y espera la siguiente máquina deseando tener mejor suerte.


La segunda 111 se acerca, está vez no habrá una tercera ni tampoco la clásica pregunta, ya es demasiado tarde, su horario de ingreso es a las 7:15 y no puede llegar atrasada, sube y paga el pasaje completo, en está ocasión no hubo ahorro “todas las monedas que uno guarda sirven, imagínese, yo gano 160 mil pesos, si pagara todos los pasajes, me quedo sin plata pu’”.


Gladis usa 4 micros diariamente, esto significa que si la suerte no la acompaña, ella gasta $2000 diarios, lo que al mes se ve traducido en un gasto de $60000, si ella destinara mas de la tercera parte de sus ingresos a su propia locomoción su hijos no comerían.


El día laboral finaliza, Gladis llega a su casa, consiguió que de regreso una de las micros la dejara subir por 200, hoy ahorró $600, es poco, pero a ella le sirven de mucho “claro que sirven, pa’ tres ¿me lleva por 200?” dice riendo.


La otra cara de la micro.


Luis Méndez A. tiene 48 años, él es, desde hace 14 años, chofer de micro, a trabajado en distintas líneas, y hoy se encuentra en la línea 107, él es solo chofer, es decir, trabaja para el dueño de la micro que maneja.


Sale de su casa a las 6:30hrs. hacia el terminal y luego a trabajar, el desayuno, el almuerzo y la cena, sólo la comparte con sus compañeros y no llega a su casa hasta la noche “esta pega es sacrificada, pero no se hacer otra”.


Admite que no le gusta mucho eso de “me lleva por 200”, pero que a veces cede “la gente no entiende que esto es una pega, así como ellos trabajan, este es mi trabajo


Está conciente de la crisis y sabe que subir los pasajes es complicado, pero aclara: “esto no es solo por el combustible, nosotros también gastamos en otras cosas y todo está caro, el vehículo necesita reparaciones porque la misma gente lo hace tira, pero nadie ve eso”.


Pasa por el centro de la ciudad y siete jóvenes se acercan a la puerta de su vehículo, “nos lleva por mil” dice uno de ellos, Luis cierra la puerta al mismo tiempo que niega con la cabeza “siete pu’, por mil, no están pagando ni 200, a nadie le gustaría que yo fuera a su pega a decirle, oiga le puedo sacar un poco de su sueldo”.


De acuerdo con Luis, está el presidente de la asociación de dueños de taxibuses de Antofagasta (Adutax), Héctor Carvallo dice que la negativa al “me lleva por 200” es una medida que se adopto en conjunto con los dueños de las máquinas y la seremi de transporte.


Además enfatiza en que ellos hacen todo lo posible para beneficiar a la comunidad “el pasaje escolar por ejemplo, eso lo financiamos nosotros solos, sin ayuda de nadie”.




Paralelo 1


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